lunes, 29 de septiembre de 2014



NUESTRA ESPADA EN ESTA BATALLA
(De nuestra misión como artistas)

Buscando hoy en el silencio y en lo profundo nuevas perspectivas para entrever un poco más nuestra misión en estos escenarios de la vida, escenario-contexto-circunstancia  en el que día a día actuamos todos y cada persona del Planeta, porque si  existe alguien  que se mantiene  realmente al margen de esta situación global, no se deberá a su posición social, económica ni política, imagino que solo podría  deberse  a un más evolucionado estado de consciencia.

Cuando hablo de nuestra situación en esta oportunidad, me refiero al estar prisioneros/as  dentro de un sistema económico-político-social que hoy es el capitalismo neoliberal, sistema opresivo y desalmado donde gobierna el egoísmo, el individualismo, la superficialidad y el consumismo. Sistema  que se inmiscuye en todos los aspectos que conforman una sociedad, no son excepciones  educación ni cultura ni siquiera los aspectos  más sagrados como lo espiritual, lo filosófico, lo poético, lo divino… y desde este sistema se nos presiona a las personas a vivir haciendo de nuestros oficios (da igual el que sea) una oferta de negocio ya que los nuevos dioses son los empresarios y debemos tornarnos a su imagen y semejanza , se nos incita a ser eficientes competidores y a cualquier precio lograr ser ganadores,  porque si hoy no produces y tienes éxito, no eres nadie.

Este es sin duda, uno de los conflictos cotidianos que día a día confunde, ahoga y desespera a millones de personas en nuestro mundo, entre ellos nuestros niños y jóvenes. Sin embargo, existen al mismo tiempo millones de personas que día a día nos resistimos de una u otra forma a esta situación, y es aquí en esta resistencia donde me parece que no podemos olvidar que cada uno de nosotros/as con cada rasgo egoísta, explotador, destructivo, discriminador, cómodo e insensible y vanidoso que acunamos en nuestro interior, también somos eslabones de la cadena de esta prisión colectiva, por lo que no podemos dejar de asumir nuestra responsabilidad y parte en  ella; Caminamos si con el  intento por una vida más humana, más compasiva, más humilde y así, a través de nuestras valiosas comunes y simples vidas, cada quien en sus quehaceres y pequeños actos cotidianos vamos impregnando de nuevos matices nuestra realidad, vamos realmente cambiando la realidad; Vamos llamándonos a nosotros mismos a mejorar como personas, intentando superar aunque no sea fácil, nuestras carencias, egocentrismos y limitaciones personales para sanar y ampliar nuestros corazones y de este modo, como dirían los ancestros: colaborar con el equilibrio en nuestro micro universo y al unísono, en el infinito universo.


En este sistema social todo se hace más evidente y extremo, aunque no es novedad que a través de la historia de la humanidad siempre hubo alguien que quiso ser dueño del  mundo y para lograrlo fríamente y sin corazón, aplastó al resto de los seres .Y hoy igual que ayer, aquel que se cree dueño del mundo es también un prisionero, un carcelero preso del desamor y el miedo profundo a no tener, a quedarse sin…..Un miedo  que lo lleva a hacer lo que hace y del modo que lo hace. Entonces, es necesario mirar más hondo en  este proceso colectivo, más adentro de los evidentes estragos que cada día en las sociedades del mundo este sistema genera, hay que ser cuidadosos y delicados con los velos más sutiles que las huellas de este régimen deja en las mentes y corazones de las personas, estas huellas a su vez generan nuevas celdas que habitan en las sombras,  silenciosa y profundamente enraizadas en el alma de nuestra sociedad; como es la prisión del “extravío”, donde se desconoce la verdadera identidad personal y comunitaria donde se habita en confusión, desesperanza,  rabia y donde la tristeza es honda, ese espacio vacío donde ya no se cultiva la fe, aquel espacio interno donde se vive en soledad y desamor. Y a esta prisión que no discrimina entre razas, género, religión, posición social ni política, también es urgente  darle batalla a cada momento, reivindicando la esperanza, el amor, la magia, los sueños, la conciencia de comunidad, de colectivo, la conciencia solidaria, generosa, integradora e inclusiva de todos los corazones y de todos los seres que habitan la Tierra. Es urgente darle batalla reeducándonos y re encantándonos a nosotros mismos/as y a nuestra gente… Y en nuestro oficio el arte, ARTE-CORAZÓN, es sin duda  una gran  espada en esta batalla.

Por TAIKUMA

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