domingo, 17 de febrero de 2013

MEDICINA OCCIDENTAL Y MEDICINA INDÍGENA (De: Ser Indigena , Portal de las Culturas Originarias de Chile)

La medicina occidental alopática, marca su aparición a partir de Hipócrates hacia el año 460 a/c y de Galeano en el año 131 a/c. Claro, que no es hasta el Siglo XVIII que tiene surgimiento como tal la medicina moderna Para esta medicina alopática, la enfermedad se manifiesta en el sujeto que la porta, con todos los signos y sintomatología que arrastra. El conocimiento de los agentes de medicina occidental, opera a nivel del cuerpo, en la curación o sanación de la enfermedad, no importando quien la padece, ya que no tiene un marco referencial para la persona o el sujeto que la sufre. Es así, como los métodos basados en la evidencia predominan en cada una de las estrategias curativas de la medicina moderna. “El saber del médico es un saber sobre la enfermedad, no sobre el hombre, que no interesa al médico sino como terreno en el que evoluciona la enfermedad” (Clavreul, pag.139; 1983). La Medicina Tradicional Indígena por su parte, es integral, y tiene un ancestral, amplio y dinámico desarrollo. Considera la enfermedad dentro de un proceso individual, social, comunitario y cultural, donde la multiplicidad de factores influye en la mantención del equilibrio del sujeto. Para esta medicina, el hombre está en equilibrio consigo mismo, con su comunidad y con el ambiente, en una plena coexistencia.
La enfermedad dada por un desequilibrio estructural de la persona en su coexistir, supone una etiología particular del enfermar. Así, la discordia entre las familias, la transgresión de normas comunitarias o sagradas, las perturbaciones neurológicas o psicológicas, son todas partes del devenir del dualismo salud-enfermedad para la Medicina Tradicional Indígena. Esta medicina tiene su base epistemológica en su propia cosmogonía[1] y cosmovisión[2]. Este particular marco epistemológico no permite que desde la teoría del conocimiento de la medicina occidental se le pueda cuestionar, o de hacerlo, se podría incurrir fácilmente en reduccionismo y esquematizaciones propias del positivismo de la ciencia occidental. La diferencia epistemológica, más clara que se puede establecer entre estos tipos de medicina, es que para la medicina moderna la prioridad de su actuar, está dado por la enfermedad, por lo orgánico, por el “órgano”, en cambio, para la medicina indígena le importa el “ser social” que enferma en un contexto particular. No obstante, aunque ambas medicinas parten de modelos epistemológicos diferentes, su fin tiende a ser el mismo, esto es, la búsqueda de la sanación o curación. Con respecto a los sanadores, es importante considerar cómo se forma un médico occidental y un médico indígena. El primero de éstos es motivado a estudiar, a querer aprender, para sanar desde un punto de pista positivista, su motivación es lo principal, y desde ahí aprende una serie de conocimientos y herramientas que utilizará en el proceso de sanación. Ahora bien, el médico indígena si bien puede tener una motivación por generar sanación, muchas veces los designios a través de sueños, apariciones, y las enfermedades vinculan al sujeto con su rol como sanador. Así la motivación da paso a lo inevitable, a los designios de los espíritus o de dios. El médico indígena no sólo tiene que querer serlo, sino que además “tiene que ser elegido por factores que están ajenos a su voluntad o que se escapan de su directa influencia (espíritus, vientos, designio de los dioses). En algunas ocasiones, la escogencia del futuro médico indígena se hace a pesar de los deseos que él tenga” Así mismo, el médico indígena debe aprender el uso herbolario, instruirse de cada una de las hierbas o plantas de su territorio, cada una de ellas se convierte en un remedio, así mismo, creer en sus sueños o visiones, en los signos de la enfermedad, en los espíritus presentes en las cosas, entre otros, ya que son parte del proceso de sanación de los sujetos. Entendemos entonces, que estas medicinas más allá de entorpecerse, deben aprender cada una de la otra, rescatando particularmente el modo de concebir la salud, ya que la medicina indígenaaborda al sujeto enfermo, en relación con su cultura, sus creencias y el medio social. La medicina moderna occidental, debe considerar que “no se puede entender la naturaleza de las partes del cuerpo, sin entender la naturaleza del organismo entero”. Así mismo debería “hacer todo lo posible por ayudar a la naturaleza, la gran sanadora, a realizar su curación”. Por último, entendemos a partir de lo descrito, que la Medicina Indígena sería “aquella forma de conocimiento que parte de concepciones, procesos y prácticas milenarias propias de los pueblos indígenas del continente americano, destinadas a buscar la salud integral en sus componentes bio-psico-social, y que parten de cosmogonías y cosmologías diferentes a las referenciales de la medicina occidental”. [1] “En la tierra no había nada, ni agua, ni flores. En el aire vivía un espíritu poderoso (Chau gnechen) y otros poderes secundarios. Algunos de estos se rebelaron y el poderoso Chau gnechen los convirtió en piedra y les puso el pie encima, lo que hizo que, al partir formaran las montañas. Los espíritus que habían quedado vivos y mostraban arrepentimiento salían de las rocas convertidos en llamas y humos de volcán. Los más arrepentidos se elevaron hacia el cielo y se convirtieron en estrellas. Sus llantos de arrepentimiento es el origen de las lluvias. El espíritu poderoso halló triste a la tierra y transformó en hombre a un espíritu hijo suyo, el cual al caer quedó sin sentido; la madre del joven se llenó de pena y para mirarle le abrió en el cielo esa ventanilla por dond se asoma su cara pálida, que los hombres llaman luna. El espíritu poderoso tomó una estrella y convirtiéndola en mujer le ordenó que fuera acompañar a su hijo. Ella tenía que caminar por la tierra, que la lastimaba, pero ordenó que a su paso crecieran la hierba y las flores, las y la hierba en las selvas. Cha chaw lo miraba por una ventanilla del cielo, que es el sol” (Catrileo, pag.5;2005) [2] “El Diccionario de la real Academia Española define, cosmovisión como la manera de ver e interpretar el mundo, que tiene un determinado grupo humano. Desde el punto de vista mapuche, es la mirada del todo en el universo, con una concepción, espacial, espiritual, sobrenatural; representada por una filosofía explicativa del ser y el hacer. Es el ojo mágico, que por encima de tiempos, distancias, todo lo ve y todo lo comprende” (Catrileo, pag. 5; 2005 Publicado por Alvaro Basualto Bustamante

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